viernes, 27 de marzo de 2009

NUCLEO PROBLEMICO 2 EL TEXTO LITERARIO VS EL DISCURSO LITERARIO

Para el autor los textos literarios poseen una especie de exigencia al ofrecerse a la lectura. Pero no es una exigencia que indique la forma como deban ser leídos, es más bien una “aparición” de la palabra cuyo significado propio es también el del texto, y cuya pronunciación es también la de su razón de ser.
Es complejo descifrar esa impronta de la obra literaria. Se trata de una pretensión viva en el texto, no de la recapitulación de lo que pensó el autor al escribirlo. Quizás habría que entender esto desde un punto de vista preligüístico, es decir, la palabra puesta en el texto literario no remite simplemente a sí misma como utilizada para la representación de algo, se trata de una especie de primera expresión o primer uso del término, de donde, lo que se quiere comprender está situado antes de cualquier palabra que pretenda expresarlo.
Según Gadamer, “hay un fenómeno que se llama literatura: textos que no desaparecen, sino que se ofrecen a la comprensión con una pretensión normativa y preceden a toda posible lectura nueva del texto”. Esta definición deja denotar una especie de “comportamiento” de los textos literarios, pero no queda tan claro por qué tienen que ser de ese modo o qué es lo que les da esa particularidad.
La respuesta de Gadamer gira en torno a una ubicación inteligible de los textos mismos. Una situación que no tiene que ver con los momentos históricos del escritor y el lector, es, como se ha dicho, un lugar prelingüístico, o incluso, un lugar pre-comprensivo: «mi tesis es que están presente únicamente en el acto de regresión a ellos. [...] Palabras que sólo “existen” retrayéndose a sí mismas, que realizan el verdadero sentido de los textos desde sí mismos, hablando...».
Pero es un “hablando” que no tiene palabras previas a lo hablado en el momento en que se hace uso de las mismas:
“El texto literario es justamente un texto en un grado especial porque no remite a un acto lingüístico originario, sino que prescribe por su parte todas las representaciones y actos lingüísticos [...] exige que se haga presente su figura lingüística y no sólo que se cumpla su función comunicativa. No basta con leerlo, es preciso oírlo, siquiera con el oído interior”.
Esta presencia de la figura lingüística del texto es la actitud precomprensiva en la que las palabras hacen acto de presencia como expresión precisa que responde a la armonía de sentido, que es a su vez la que ha requerido una figura lingüística. En el texto literario las palabras “se autopresentan en su realidad sonora”9, la cual, junto con el discurso (que brota de las palabras) está unida a la comunicación de sentido. De todo esto podemos percibir que la particularidad de la obra literaria está orientada hacia el mantenimiento de un discurso que sigue de algún modo un sentido previo a él, de donde hablar (o escribir) es la realización de tal sentido, desde lo que se dice, desde la palabra misma, y no la representación de una idea central en la que el discurso es un medio.
Un discurso es un acto de habla, y por tanto consta de los elementos de todo acto de habla: en primer lugar, un acto locutivo o locucionario, es decir, el acto de decir un dicho (texto) con sentido y referencia; en segundo lugar, un acto ilocutivo o ilocucionario, o el conjunto de actos convencionalmente asociados al acto ilocutivo; finalmente, un acto perlocutivo o perlocucionario, o sea, los efectos en pensamientos, creencias, sentimientos o acciones del interlocutor (oyente).

El texto, en cambio, es lo dicho, el enunciado y su organización, que sin embargo, al igual que el hombre mismo, vive en sociedad. Un texto no puede existir aisladamente pues necesita ser insertado en contextos culturales determinados y en circunstancias específicas, de lo contrario carecería de sentido. Es decir, un texto sólo puede ser parte de un discurso que prevé las condiciones de producción del texto y las condiciones de su consumo : los discursos literarios y los no literarios requieren no sólo de dos modos distintos de ser escritos, sino que además están destinados a ser leídos de maneras diferentes.

PIC No. 1 PRESUPUESTO TEORICO PARA ABORDAR EL DISCURSO LITERARIO Y LA SOCIOCRITICA

La ciencia literaria (que busca estudiar las obras literarias de manera científica a través de la razón y la experimentación) es relativamente nueva y aun se encuentra en construcción, pero ha evolucionado desde sus inicios. El Formalismo, tratando de encontrar que es lo que hace que una obra sea literaria, trabajó sobre la forma aplicando la lingüística a la obra para observar como se maneja la organización del material verbal. El Estructuralismo trabajó sobre los elementos internos de la obra y su función dentro de ella para establecer categorías. Estas dos tendencias consideran que el texto tiene sus propias reglas inmanentes y que más allá de su estructura y de su forma nada más tiene que ser indagado. Es decir no tiene en cuenta el contexto social en donde se desarrolla la obra. El estructuralismo genético de Goldmann integra elementos del marxismo a su análisis de la obra literaria al mostrar como las estructuras sociales trascienden a la obra literaria, por ejemplo los medios de producción como el esclavismo o feudalismo van a la obra literaria, mostrando como lo social está representado en la obra, es decir que se pasa de los elementos inmanentes de la obra al contexto social, de esta manera aparece lo que hoy llamamos sociocritica.

La socio crítica pretende realizar una lectura de la obra literaria ubicándola en el marco de un tiempo y un espacio determinado. Para esta corriente, la obra de arte es una practica social, que no se puede desligar de los imaginarios, de las mentalidades e ideologías de una época, porque la obra de arte evalúa los discursos de una época especifica a través de las axiologías de los personajes, de las temáticas abordadas y las formas de escritura utilizadas. Las raíces de la sociocritica nacen en la teoria de la novela de George Luckacs, pero se amplían y toman forma en el hombre y lo absoluto y Para una sociología de la novela de Lucien Goldmann, alcanzando su mayor expresión en Teoría y estética de la novela de Mijail Bajtin. Tambien Pierre Bourdeau hace importantes aportes en Las reglas del arte.

Mijail Bajtin ve a la literatura como un discurso, que al ser una forma de expresión y comunicación del hombre, es una práctica social y es social, así se plantea una postura lingüística y sociológica. La literatura es un discurso que se hace por medio de enunciados de un sujeto individual, pero cada palabra de estos enunciados al pertenecer a una lengua tiene una carga histórica, cultural y social. Toda palabra al incorporarse en un texto ofrece resistencia a los significados sociales.

Dice Bajtin, que toda producción verbal interviene en los diferentes contextos culturales, sociales, históricos, políticos y psicológicos. Cada enunciado representa a miles de enunciados dialogicos, que al expresarse se vuelven estructuras sociales. Es así como Bajtin conecta y relaciona el texto con la sociedad, pues cada elemento de la obra esta inmerso en valoraciones sociales, pues se necesita de una comunidad que le de sentido a los enunciados. De esta manera se busca enfrentar el estudio de la literatura, porque el material lingüístico es parte de la cultura y expresa las realidades y visiones de mundo de esta, dicho de otra manera la realidad es el contenido y la organización de los enunciados. Por esto, el discurso literario no representa la realidad sino que representa los discursos que representan esa realidad, así dentro de la literatura se cruzan los diferentes discursos sociales, lo que vendría a ser para Bajtin “la forma arquitectónica”.

En la literatura se da una relación dialogica entre el lenguaje como material y los discursos ideológicos como contenido. Dice Kristeva en la lectura que hace sobre Bajtin “El dialogismo implica un recurso doble, el lenguaje y otra lógica. El discurso dice lo que dice y dice otra cosa. Es el discurso carnavalesco. El diálogo y la ambivalencia, resulta ser así la única actividad que permite al escritor entrar en la historia profesando una moral ambivalente, la de la negación como afirmación", por eso, dos textos se contradicen y se relativizan.

Mijail Bajtin en teoría y estética de la novela nos plantea el problema del material, la forma de representación (arquitectónica y compositiva) y el contenido en el texto novelístico.

Para Bajtin la forma arquitectónica y la forma compositiva se deben relacionar entre ellas para poder dar razón de lo literario en la obra de arte. Según el autor, el material es el objeto con que esta hecha la obra de arte, en el caso la literatura vendría a ser el lenguaje de naturaleza verbal. La forma arquitectónica es la valorización artística a través del objeto estético, entendido como el contenido de la actitud contemplativa que el autor y el lector hacen sobre la obra de arte con el objeto de precisar aspectos trascendentales sobre la moral, la ética y el conocimiento. El contenido deviene de la forma arquitectónica. La forma compositiva es la esencial especificidad del existencia del objeto estético, es la expresión del material; la palabra. De tal manera que la ambigüedad, lo ambivalente, la polisemia, lo carnavalesco, lo parodico, la ironía y la polifonía, son valorados por Bajtin dentro de la obra.

Buscando darle coherencia a la estructura significativa de la obra, para que esta se constituya en una totalidad significativa intratextual en relación homologica con la totalidad significativa extratextual para que se supere la ambigüedad y la complejidad, se establecen para Goldmann las visiones de mundo, que son valoraciones y exámenes ideológicos para interpretar la realidad en su conjunto, es la manera que tiene un sujeto, comunidad o clase social de ver el mundo o un universo concreto. En la sociología se entiende que las visiones de mundo no son construcciones de un sujeto individual, pues ante todo una visión de mundo es una realidad social producto de todo un sistema de imaginarios de un sujeto colectivo que en sus luchas económicas, sociales, ideológicas y religiosas han construido mentalidades precisas para entender y pensar en la realidad objetiva, además de esto, las visiones de mundo son maneras de idealizar, imaginar y evadir esta realidad objetiva; por eso, las visiones de mundo no se concretizan ni se conceptualizan, pues la existencia de ellas sólo se establecen por los efectos, así que no podemos decir que halla una presencia objetiva de ellas sino una presencia subjetiva para animar e inspirar los imaginarios, los pensamientos y las acciones de los seres humanos en un tiempo y un espacio determinados.

Las visiones de mundo se tienen que buscar dentro de la sociedad y son estas las que el escritor con su conciencia individual y como vocero lucido de la sociedad expresa a través de la lengua y que determinan la problemática de la creación literaria al tratar de hacer que la obra se relacione con la conciencia colectiva.